martes, 24 de marzo de 2009

Algunas Curiosidades:

*Imagínate que el primer Bolívar que llegó a Venezuela fue el quinto abuelo del Libertador, don Simón de Bolívar, llamado el Viejo, quien vino con el Gobernador don Diego de Osorio, en 1589, en calidad de Secretario suyo. Había nacido en Marquina, del señorío de Vizcaya, España. Y allí fue donde se originó el apellido Bolívar, pero escrito así: Bolíbar, que quiere decir en lengua eúscara o de los vascos pradera de molino. Por eso mis antepasados tenían en su escudo una piedra de molino



*Uno de los acontecimientos más nombrados en la vida de El Libertador Simón Bolívar fue su relación amorosa con Manuelita Sáenz.
Muchas mujeres pasaron por la vida del prócer venezolano pero Manuela selló su vida con un sin fin de sucesos y hasta le salvó dos veces la vida. La pareja se conoce el día en que Bolívar entra a la ciudad de Quito, el 16 de junio de 1822. El Libertador apareció de un grupo de lanceros, iba montado en su caballo blanco "Pastor".
La gente lo aclamaba, él llegaba triunfador. La dama le lanzó una corona de laureles que accidentalmente le pegó en la cara. El caraqueño se vuelve y mira al balcón molesto, chocando su mirada con los ojos seductores de la bella mujer.
En la noche, en un baile ofrecido por las autoridades en honor del venezolano, Don Juan Larrea los presenta.
Desde ese momento entre el héroe y Manuelita se inició ese amor entre tempestuoso y apasionado que no fue superado por ninguno de los muchos que adornaron el prontuario amoroso del Libertador.
Manuela era hija de don Simón Sáenz de Vergara y de doña María Aispuro.
Nada pudo apagar aquel amor que sentían el uno por el otro.
Bolívar y sus mujeres
Se sabe que Bolívar tuvo muchas mujeres a lo largo de su vida, entre las cuales figuraban Güera Rodriguez a quien Bolívar conoció a los 16 años, luego de ella vino Maria Teresa Del Toro, el amor de su vida, la mujer con la que se casó y que lamentablemente murió a menos de 12 meses de su matrimonio.
Sin embargo fue Manuelita Saenz quien estuvo toda su vida al lado de Bolívar, dandole su amor.
Sin lugar a dudas, Manuela Saenz y María Teresa Del Toro fueron las dos mujeres mas importantes y trascendentes en la vida de Bolívar



Los Amores De Manuela y Bolívar


Los amores entre Manuela y Simón eran rechazados por muchos, ya que ella era una mujer casada y el un hombre viudo.

Pero lo cierto es que a ellos nunca les importó lo que dijeran los demás.

Un día cuando Bolívar se encontraba en El Perú, Manuela llega a la villa donde el se hospedaba el Libertado y consigue en la cama del héroe un pendiente de diamante que no era de ella. Furiosa quería arrancarle los ojos al Libertador. Lo ataca tan salvajemente que el hombre necesita la ayuda de dos de sus edecanes para liberarlo de la enfurecida mujer.

Las uñas de Manuelita dejan en el rostro de Bolívar tales marcas que este tuvo que permanecer ocho días en sus habitaciones. Alegando que tenía una fuerte gripe. En esa semana tuvo los cuidados más celosos y dedicados de Manuela.

Sin embargo esto no logró separ a la pareja y tampoco el afán de libertar a America.

En la cartas que Bolívar le escribía a Manuela se evidenciaba la pasión que sentían el uno por el otro:

Mi bella y buena Manuela: Cada momento estoy pensando en ti y en el destino que te ha tocado. Yo veo que nada en el mundo puede unirnos bajo los auspicios de la inocencia y el honor. Lo veo bien, y gimo de tan horrible situación, por ti; porque te debes con quien no amabas; y yo porque debo separarme de quien idolatro! Sí, te idolatro más que nunca, jamás. Al arrancarme de tu amor y de tu posesión se me ha multiplicado el sentimiento de todos los encantos de tu alma y de tu corazón divino (…).



El Cariño De Bolívar Por La Negra Hipólita


El cariño de Bolívar por su nodriza proviene desde el momento mismo de su niñez, cuando su madre, al caer enferma tuvo que llamar a alguien para que le ayudara en la crianza del menor de los hijos del matrimonio Bolívar.

Luego de que los padres de Bolívar mueren la Negra Hipólita lo cuida, le da su cariño y lo ayuda a crecer, formandolo como un hombre de bien, con determinación, idea propias y un gran ingenio con el que contaba en todo momento a lo largo de su vida.

Bolívar escribió una carta a su hermana y en ella incluyó varias líneas dedicadas a aquella mujer tan especial:

"Te mando una carta de mi madre Hipólita le des todo lo que ella quiere; para que hagas por ella como si fuera tu madre, su leche ha alimentado mi vida y no he conocido otro padre que ella"


Bolívar nunca olvidaría a la que consideró su segunda madre, y en 1821 le consedió a ella y al resto de sus esclavos la libertad, luego de haber ganado la Batalla de Carabobo.



Los viajes de Bolívar





Sin duda alguna, una de las mayores inspiraciones de Bolívar a la hora de libertar su patria fueron los múltiples viajes que realizó durante su juventud y adultez, pues estos le ofrecieron grandes y amplios conocimientos tanto culturales como también políticos, ideológicos y económicos.


En su primer viaje conoce México, Cuba Francia, y el lugar más resaltante en cuanto a relevancia en la vida de Bolívar es España, ya que es allí en donde conoce a Maria Teresa Rodriguez del Toro, con la que años mas tarde se casará.


En su segundo viaje tiene un propósito o razón principal y es la de distraer a Simón del profundo dolor que deja la muerte de su esposa María Teresa, aunque también tenía un interés político, es aquí cuando se comienza a formar en la mente del Libertador las ideas independentista, pues le atrae el dominio en el manejo de los bienes del estado y el bienestar de su patria, es en este viaje donde hace el juramento del Monte Sacro, en este viaje visita España, Inglaterra, Francia, Portugal, Italia y parte de Australia y Alemania a su regreso desembarca en los Estados Unidos.


En su tercer viaje se dirije de nuevo a Europa, va de diplomático a la Gran Bretaña, como interprete de una de las primeras embajadas venezolanas, viajó también a España y a París en donde se reecontró con su maestro Simón Rodriguez.


Estos fueron algunos de los viajes de Bolívar aunque no todos, pues quedan tambien aquellos por América, el paso por los Ándes y Boyacá y los viajes a Londrés.

Batalla Por La Custodia De Simón Bolívar



La infancia de Bolívar fue muy difícil y dolorosa, ya que perdió a su madre y a su padre antes de los 10 años. A pesar de esto y de ser casi siempre el menor, era el cabecilla de los grupos con los que se juntaba aunque prefería irse con esclavos y mestizos obreros de la hacienda para poder a bañarse en el río, treparse a los árboles o cualquier otra actividad que se le pareciera.

Pero sin importar cuantos respiraderos tuviese la infancia de aquel niño continuaba siendo dolorosa y complicada. Cuando sus hermanas se casan y Bolívar queda bajo la tutela de su tío materno Carlos Palacios el ambiente familiar termina de destruirse, esto influye en el niño Bolívvar que al poco tiempo se escapa de su casa y de la tutela de su tío para irse a casa de su hermana mayor Maria Antonia.

Este acto de rebeldía por parte del Libertador dió origen a un problema no solo familiar, pues se enfrentaron Carlos Palacios Y Maria Antonieta por la custodia del adolescente sino también un pleito judicial entre su tutor y el matrimonio Clemente Bolívar, la pareja dejo claro su punto acerca de todas las razones que existían para que el joven Simón quedara bajo su tutela.

Pero La Real Audiencia falló en favor del tío Carlos Palacios, disgustando así muchísimo a Bolívar que dijo una frase que dejó a muchos asombrados debido a su temprana edad:

"si a los esclavos se les permite cambiar de dueño cuando son objeto de malos tratos, ¿Por qué no se me permite a mí vivir con la gente que más me agrada?; el tribunal podía disponer de los bienes de la familia, mas no de una persona."

Sin embargo Bolívar tuvo que obedecer a las normas del Tribunal




Manuela Y Simón

Bolivar y Manuela protagonizaron una larga y complicada historia de amor que no acaba sino hasta que Bolívar muere.
Manuela Saenz fue una verdadera heroína en la vida del libertador, ya que lo salvo dos veces de la muerte.
La primera vez fue el 10 de agosto de 1828, cuando le habían tendido a Simón un atentado en Bogotá. Ella se enteró de los planes que existían y trató de impedir que Bolívar acudiera al sitio donde lo matarían, un baile de disfraces.
No lo logra, entonces ingenia una nueva estrategia de presentarse en el baile vestida estrafalariamente provocando un escándalo que al ser oída por el Libertador logró que indignado se retirara.
La segunda vez que la brava mujer salvó al patriota venezolano fue el 25 de septiembre de 1828.
Un grupo de conspiradores atacan al Palacio buscando a Bolívar para matarlo.
Esa noche Manuelita Sáenz lo acompaña, él la había llamado para que lo cuidara ya que se sentía enfermo.
Manuelita al oír ruidos de combate despierta al caraqueño convenciéndolo que huya en vez de enfrentarse a los conspiradores.
El se esconde debajo de un puente con su criado José Palacios. Manuela se enfrenta a los asesinos, va a ser asesinada pero la salva Auguste Hornet, uno de los conspiradores. Los alzados son derrotados y el Libertador regresa. Oponiéndose luego que Manuelita acudiera al tribunal para que "no fuera instrumento de muerte ni delatora de desgraciados".
El incidente con las joyas

Una mañana, Simón Bolívar paseaba como otras veces montado en su soberbio caballo. Iba a cruzar la puerta de Toledo cuando varios alguaciles le dieron el alto y diciendo que cumplían órdenes del Ministro de Finanzas, se dispusieron a registrarle. El motivo, según decían, era que estaba prohibido por entonces el uso excesivo de joyas, especialmente de diamantes y Simón Bolívar, que aquel día, como casi siempre, vestía su uniforme de la Milicia venezolana, lucía en los blancos puños de su camisa unos soberbios gemelos de diamantes. Le dijeron que aquello significaba una ostentación indebida y contra la ley.
-Nunca he visto que se reprendiera a nadie por esta causa - replicó Simón, creyendo que semejante trato era debido a su condición de criollo.
-La ley existe, señor, y nosotros cumplimos órdenes del señor ministro -repitieron los alguaciles-. Debemos registraros.
-De ningún modo consentiré semejante ultraje. Me niego a ser registrado, y defenderé mi derecho aunque deba hacer uso de la espada - exclamó con voz altiva el orgulloso joven, a la vez que desenvainaba la espada y se ponía en guardia contra los alguaciles.
El resultado de este incidente hubiera sido de lo más desagradable, a juzgar por el cariz que tomaba, de no ser por la providencial llegada al lugar del suceso de varios amigos influyentes de Simón que resolvieron el caso de la mejor manera. Desde luego, entre los que habían presenciado el hecho se levantó un murmullo de admiración hacia aquel jovencísimo y elegante venezolano que se había atrevido a desafiar él solo a un grupo de alguaciles armados.Los auténticos motivos de aquel atropello del que fue objeto Bolívar nunca se han sabido.

Bolivar y el Caballo Blanco

Cuando Simón Bolívar se dirigía a Tunja, Colombia, en noviembre de 1814, para dar cuenta al Congreso de los sucesos ocurridos en Venezuela entre los años 1813 y 1814, llegó al sitio rural denominado Santa Rosa, Colombia, montando un caballo enfermo. Allí hizo un alto por varios días esperando que la bestia se recuperara, pero viendo que el caballo no se mejoraba decidió contratar un peón para que cargara las alforjas y le sirviera de guía. Durante la travesía Bolívar empieza una conversación con el baquiano, quien desconoce a la persona a la que sirve

- Juan, dime una cosa. ¿Por qué no quisiste alquilarme la yegua?

-Señor, esa yegua va a tener un potro y podría perderlo.

-Pues yo te hubiera dado también el valor del potro.

-No, no lo hubiera aceptado tampoco, porque mi mujer soñó que el potro va a ser para un gran general y a la Casilda nunca le falla un sueño.

-Y ¿Cómo pinta ella a ese general?

-Ella lo ve como un hombre chiquito y no muy blanco. Y... ¿Usted no cree en los sueños?

-Si, yo si creo en los sueños, yo he vivido soñando con la libertad de mi patria y de toda América.

-Señor, tenga por seguro que ese sueño se cumplirá. – le responde el campesino.

Bolívar explica su conducta ante el Congreso y poco después realiza los viajes a Jamaica y Haití pidiendo ayuda para liberar su patria. Unos meses después Bolívar emprende la campaña libertadora de la Nueva Granada y en víspera de la gloriosa batalla en Pantano de Vargas, 1819, arenga a sus tropas y al final habla con el coronel Rondón, comandante de la caballería patriota,

-"Coronel Rondón, la república está en sus manos”.

Y aquel hombre, victorioso en muchas batallas, le responde: “No se preocupe, mi general, que Rondón todavía no ha peleado”.

De pronto una montuna voz saca a ambos de la emoción que les embarga.

– Mi general, aquí tiene su potro, se lo manda Casilda.

El Libertador volvió la vista sobre aquella persona y reconoce al guía de Santa Rosa, de inmediato se recuerda del sueño de su mujer y toma aquel incidente como un aviso del cielo; y sobre el blanco lomo de Palomo cabalgó en Pantano de Vargas y dirigió la batalla de Boyacá, último baluarte de los españoles en la Nueva Granada. Bolívar a su regreso a Venezuela tiene pendiente pasar por casa de Casilda y darle las gracias por el regalo del potro, y al despedirse le dice:

-Señora, ¿No ha tenido otro sueño respecto a mí? porque son vaticinios y yo creo en ello.

–Si general, lo he visto en mi caballo entrar a muchas ciudades después de ganar grandes batallas.

Simón Bolívar amaba a Palomo y éste reconocía su voz y también el ruido que hacía con sus pasos, y cada vez que lo montaba se veía al noble animal como temblaba de respeto y relinchaba de alegría. El libertador dirigió sobre el la batalla de Carabobo, vio como los españoles abandonaban el más glorioso campo de su patria y lloró a los valientes que cayeron en el combate; y después de algún tiempo marcha montado en su Palomo al sur para libertar a esos países y quedarse definitivamente en la cumbre de la gloria.

domingo, 22 de marzo de 2009


Bolívar y su Perro Nevado.


Mucuchíes, fundado en 1596, pequeño pueblo del Estado Mérida, recibió al Libertador Simón Bolívar en el año 1813, cuando realizaba la conocida Campaña Admirable.
Después de la batalla de Niquitao, el 2 de Julio de 1813, se dirigió El Libertador a Mérida, donde permaneció durante 18 días, saliendo luego hacia Mucuchíes. En su paso por el Páramo de Mucuchíes, una casa que estaba aproximadamente a 6 kilómetros de la villa de Mucuchíes, un señor llamado Vicente Pino le regaló al Libertador un hermoso perro de la raza conocida como "mucuchíes". Esta raza, es descendiente del mastín de los pirineos; estos mastines fueron traídos al país por los sacerdotes que fundaron la ciudad de Mucuchíes para que cuidaran los grandes rebaños de ovejas que traían de España. Perros de gran tamaño, fuertes, inteligentes y hábiles que defendían los rebaños de los depredadores, y con los cruces y el tiempo llegaron a conformar la raza llamada Mucuchíes. El hermoso perro que recibió El Libertador, se llamaba Nevado. Era negro como el azabache, las orejas, el lomo y la cola blancos, lo que hacía recordar la cresta nevada de los páramos andinos, razón por la cual, le pusieron por nombre "Nevado", como nevados eran los páramos. Vicente Pino se puso a las órdenes del Libertador, le dio la información necesaria para llegar a la villa de Mucuchíes, y además asignó al servicio del Libertador, a un indio mucuchero llamado Tinjacá, que había sido criado por él, amaba a los perros, y además conocía muy bien a Nevado.
Quiso Bolívar que alguien cuidara del perro, y quien mejor que Tinjacá, por lo que le asignó este trabajo y de él aprendió Bolívar los silbidos para llamar a Nevado. Los oficiales del Estado Mayor bautizaron a Tinjacá como el "Edecán del Perro", quedando así sellada la unión del Libertador, el indio y el perro, unión esta, que sólo teminaría con la muerte.
Nevado correteaba alegre al lado del alto caballo de guerra del Libertador, y que le acompañó por las ciudades y campos de batalla, recorridos en la gesta libertadora. En plena batalla, Nevado ladraba muy alto, sobresaliendo sus ladridos por sobre el fragor de la lucha, como dando ánimo a su dueño. Y cuando Bolívar entró triunfante a Caracas, recibiendo el aplauso y la admiración de toda la ciudad, muchas de las flores que le lanzaban al Libertador, le caían a Nevado, y Bolívar aseguraba que el perro también merecía el homenaje de esas flores.
Así, vivió Nevado junto a su dueño muchas batallas, sitios, vida de campamento, triunfos y derrotas, siempre acompañados por Tinjacá. Pero fue en la batalla de Carabobo el 24 de Julio de 1821, cuando llegó la separación definitiva.
Después de la gloriosa batalla, que dio la libertad definitiva a su patria: Venezuela, se acercaron al Libertador dos de sus soldados, en quienes El Libertador, por la expresión que traían pudo adivinar que las noticias no eran buenas. En efecto traían la noticia de que Tinjacá estaba mal herido, y también Nevado. Bolívar lanzó su caballo al galope hasta el sitio en la llanura donde le habían señalado que estaban sus dos compañeros. Al llegar, Tinjacá con lágrimas en los ojos sólo pudo decirle:"¡ Ah mi General, nos han matado al perro ... !"
Bolívar viendo a Nevado, ya muerto, tinto en sangre, no pudo decir nada y una lágrima de dolor brillo en sus ojos.